El extrañamiento

Ver lo familiar como si fuera la primera vez, y lo extraño como si siempre hubiera estado ahí.

El arte de escribir no consiste solo en contar historias, sino en hacer que el mundo se deslice un centímetro hacia lo desconocido.

El extrañamiento es ese instante en que la realidad se quiebra: cuando un cubo de basura se convierte en un «anillo doloroso» (Morales), cuando una ciudad es descrita por un alienígena que confunde farolas con estrellas fallidas (Mendoza), o cuando una tía que teme caerse de espaldas nos revela, sin querer, la fragilidad de todos (Cortázar).

El extrañamiento: una ventana a lo extraordinario en lo cotidiano

El extrañamiento es una herramienta literaria que desafía nuestra mirada rutinaria sobre el mundo. Su objetivo es despojar a lo familiar de su capa de normalidad, revelando su esencia absurda, poética o inquietante. No se trata de inventar realidades fantásticas, sino de alterar el enfoque para que lo común resulte desconocido, y lo extraño, inevitable. Es un acto de rebelión contra la ceguera que impone la costumbre.


Claves del extrañamiento

1. Alterar el punto de vista

La historia se narra desde una perspectiva que desconcierta precisamente por su lógica ajena. Un clásico es Las cartas persas de Montesquieu, donde un viajero oriental describe las costumbres europeas del siglo XVIII con asombro y perplejidad. Al cuestionar prácticas sociales arraigadas —como la moda o las normas cortesanas— desde los ojos de un extranjero, el autor expone lo arbitrario de aquello que damos por sentado.

«¿Por qué los europeos se cubren con pelucas empolvadas y llaman «elegancia» a algo que parece un nido de pájaros?» (paráfrasis ilustrativa).

El humor y la crítica surgen de esa distancia: lo que para unos es tradición, para otros es un ritual incomprensible.


2. Jugar con el contenido

Aquí, la tensión nace de fusionar elementos opuestos en una misma trama. En Tía en dificultades de Julio Cortázar, una mujer obsesionada con no caerse de espaldas termina simbolizando la fragilidad humana al equiparar su miedo con la lucha de una cucaracha patas arriba. Lo cotidiano —una fobia doméstica— se mezcla con lo repulsivo —el insecto—, creando una metáfora incómoda pero reveladora.

«No temía al suelo, sino a la imposibilidad de levantarse… como ese animal que yace invertido, pataleando en vano».

La contradicción no es gratuita: expone cómo incluso nuestras obsesiones más íntimas reflejan verdades universales.


Lo siniestro: cuando lo conocido se vuelve amenaza

Siguiendo a Freud, lo siniestro surge cuando lo familiar se torna ominoso. Un ejemplo es el poema Cántico doloroso al cubo de la basura de Rafael Morales, donde un objeto marginal se convierte en testigo del ciclo vital:

«En su curva silenciosa yacen restos de frutas que un día fueron brillantes, ahora reducidas a polvo y memoria».

El cubo ya no es un contenedor, sino un símbolo del paso del tiempo y lo desechado. Lo siniestro aquí no asusta, sino que conmueve: nos obliga a confrontar la belleza oculta en lo que ignoramos.


¿Por qué usar el extrañamiento?

  • Renueva la mirada: Transforma un gesto trivial —como respirar— en un acto ridículo o fascinante.
  • Cuestiona convenciones: Revela que las normas sociales son construcciones, no verdades absolutas.
  • Crea capas de significado: Un relato sobre sombras con voluntad propia puede hablar de los miedos que proyectamos.

Conclusión: El arte de ver con ojos nuevos

El extrañamiento no es un truco, sino una filosofía literaria. Invita a escribir como si fuéramos exploradores de un planeta desconocido, donde cada detalle —una silla, un suspiro, una sombra— encierra un enigma. Como dijo Chesterton, su magia está en hacer que el lector «toque la extrañeza» de existir. Y en ese roce, nace la literatura que perdura.


La lámpara de las sombras vivas

Desde que Marta cambió la bombilla del pasillo, las sombras dejaron de obedecer. Ahora, cuando enciende la luz, las siluetas de los muebles se arrastran por las paredes como gatos perezosos. La del perchero, en particular, parece que tiene manías: se niega a quedarse recta y se enrolla en esquinas, imitando a un ovillo de lana negra.

Anoche, Marta juró ver a la sombra de su abrigo bebiendo del charco de luz que proyecta la lámpara. Al apagarla, todo vuelve a su sitio… pero desde entonces, duerme con una linterna bajo la almohada. Las sombras, desde los rincones, parecen sonreír.


¿Dónde está el extrañamiento?

  • Objeto cotidiano alterado: Una lámpara común cuyas sombras cobran vida independiente.
  • Efecto inquietante: Lo familiar (sombras estáticas) se vuelve extraño (siluetas con voluntad propia), creando tensión a partir de un elemento doméstico.
  • Metáfora sencilla: Representa el miedo a lo desconocido que se esconde en lo rutinario.

Este ejemplo usa el recurso para transformar un detalle trivial (una sombra) en un símbolo de lo impredecible, invitando al lector a cuestionar su propia percepción de lo «normal».

«Escribir es descolocar el mundo para que otros lo reordenen con preguntas» —Adaptación libre de Cortázar.