El Ritmo de la Prosa I

No basta con contar bien una historia. Hay que contarla con ritmo.

El ritmo en la prosa no se oye, pero se siente. Es lo que hace que un texto fluya o tropiece, que se lea de un tirón o que se vuelva pesado. Tiene que ver con la longitud de las frases, con la puntuación, con la elección de palabras, con la cadencia.

En esta primera lección sobre ritmo aprenderás a escuchar tu prosa desde dentro. A reconocer cuándo una frase necesita aire y cuándo debe ser cortante. A usar el ritmo como una herramienta más, igual que el tono o la estructura.

El buen ritmo no se nota, pero sostiene todo el relato. Es lo que hace que el texto tenga cuerpo, que respire, que suene natural aunque esté muy trabajado.

Aquí vas a empezar a entrenarlo.

Un texto sin ritmo es como un corazón sin latido: puede tener buenas ideas, pero nunca cobrará vida. El ritmo no es solo cómo suenan las frases al leerlas en voz alta; es cómo avanzan, cómo respiran, cómo guían al lector sin que este note la mano que lo conduce.


1. Los cimientos del ritmo: los «periodos»

Llamamos periodo a cada fragmento delimitado por signos de puntuación (comas, puntos, punto y coma). La alternancia entre periodos largos y cortos es lo que crea la cadencia.

  • Frases de un solo periodo («Anocheció.»): Son golpes secos. Funcionan como clímax, como un puñetazo final.
  • Frases de dos o tres periodos («Anocheció, y con la oscuridad llegó el frío.»): Son el pan de la narración. Mantienen el flujo sin agotar.
  • Frases largas («Anocheció, y con la oscuridad llegó el frío, ese que se cuela por las rendijas de las ventanas y hace crujir los muebles como si la casa recordara su pasado de bosque.»): Son ríos que arrastran al lector. Pero cuidado: si son demasiado largas, ahogan.

Ejemplo magistral:
En Cien años de soledad, García Márquez escribe:
«Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo.»

  • Ritmo: 1 periodo introductorio (corto) + 1 periodo largo que fluye como una ola.
  • Efecto: La frase te atrapa y no te suelta hasta el punto final.

2. El truco de los tres pasos

Las frases de tres periodos son estructuras narrativas en miniatura. Siguiendo el esquema planteamiento-nudo-desenlace, generan satisfacción inconsciente:

«El tren partió (1). Los viajeros se acomodaron en sus asientos (2). Nadie advirtió al hombre que quedó en el andén, inmóvil como un farol apagado (3).»

¿Por qué funciona?

  • El primer periodo presenta la acción.
  • El segundo la desarrolla.
  • El tercero añade un giro o detalle revelador (aquí, la soledad del hombre abandonado).

3. Ritmo y género: no es lo mismo un thriller que un poema

  • Suspense: Frases cortas. Puntos seguidos. Ritmo staccato.
    «La puerta crujió. Él contuvo el aliento. Algo se movió en la oscuridad.»
  • Literatura lírica: Frases largas, con meandros y repeticiones.
    «El río arrastraba hojas muertas, historias olvidadas, promesas que alguien hizo al amanecer y nadie cumplió al atardecer.»

Error común: Usar el mismo ritmo para todo. Un diálogo tenso no puede sonar como una descripción pastoral.


4. El texto ilustrativo: «La última parada»

El autobús frenó con un chirrido. Lucas miró por la ventana: la lluvia había convertido el asfalto en un espejo negro.

—¿Aquí? —preguntó el conductor.

Lucas asintió. Bajó. La puerta se cerró tras él con un golpe seco.

Caminó. Las farolas parpadeaban, enfermas. En su bolsillo, la carta doblada quemaba como una brasa. «No vuelvas», decía. Pero él había vuelto.

Diez años. Diez años y el pueblo seguía igual: la misma plaza, el mismo bar, la misma sombra al doblar la esquina. Solo faltaba ella.

Y entonces la vio.

Sentada en el banco de siempre. Con el mismo abrigo. Como si el tiempo, solo para ella, se hubiera detenido.

Lucas abrió la boca. No salió nada.

Ella alzó la vista. Y sonrió.

—Sabía que vendrías —dijo.

Análisis del ritmo:

  • Frases cortas en momentos clave (la llegada, el reencuentro) crean tensión.
  • Frases más largas en las descripciones (el pueblo, el recuerdo) dan profundidad.
  • Diálogos minimalistas: Reflejan la contención emocional de los personajes.